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Los hijos imitan las conductas de los padres

  • Foto del escritor: ExpressionsGuayana
    ExpressionsGuayana
  • 4 ago 2020
  • 5 Min. de lectura

El rol de los padres, como modelo para sus hijos, es de gran importancia y por ello deben tomar conciencia del tremendo poder que eso implica


Primero miran y observan, después aprenden y por último imitan. Los niños son como esponjas y los adultos, en especial sus padres, son los espejos en los que ellos se miran para copiar todas sus acciones.


A continuación se explica por qué es tan importante la imitación para el desarrollo infantil y cómo aprovecharla para fomentar su aprendizaje.


Copiando a mamá y a papá en todo: así transcurre la etapa de imitación

  • Qué cosas imitan los niños

Palabras, gestos, expresiones, acciones, reacciones, estados de ánimo, costumbres, rutinas, hábitos alimentarios, formas de vestir, aficiones, los niños imitan absolutamente todo lo que ven diariamente en casa y en su ambiente más cercano.


Los seres humanos imitamos los comportamientos de nuestros iguales para aprender y encajar en nuestro entorno. Cuando no sabemos muy bien cómo hacer algo, nos fijamos en cómo lo hacen los demás. La imitación, como herramienta de aprendizaje, nos acompaña durante toda nuestra vida pero este comportamiento es especialmente importante durante la primera infancia.


"Imitando a mamá y papá el niño aprende a manipular los objetos"

Mediante la imitación los niños aprenden qué decir, cómo actuar y cómo comportarse en función de cada situación. También a relacionarse con el medio y con los demás. Sus padres son su modelo de referencia principal , aquellas personas en quienes más confían, con quien más tiempo pasan, quienes le protegen, quieren y cuidan. Por este motivo, se fijan en ellos con mucha más intensidad.


La imitación permite a los niños entender mejor el mundo que les rodea, desarrollar su intelecto y también mejorar sus habilidades manuales ya que la manipulación de objetos es una de las actividades principales de la etapa de imitación.



Todos los niños se sienten atraídos de forma instintiva por los objetos cotidianos que ven que sus papás manipulan a diario: el mando a distancia, el teléfono móvil, el portátil, etc. Sienten curiosidad por saber qué son, cómo funcionan y para qué sirven. Los objetos con muchos botones son los que más reclaman su atención.


Podemos aprovechar esta tendencia natural proporcionándoles objetos “copia” seguros para ellos y adaptados a su edad es permite saciar su curiosidad al tiempo que potencia el desarrollo de múltiples habilidades.


Los pequeños aprenden la relación causa-efecto y desarrollan la motricidad fina. Sus preguntas e indicaciones sencillas potencian el desarrollo cognitivo y la imaginación de los más pequeños de la casa mediante una variada gama de primeros juegos de imitación.


La importancia de la imitación y sus etapas


Desde los seis meses de edad los niños tienden a fijarse en todo lo que les rodea con suma curiosidad. Almacenan en su memoria todas las imágenes que su retina registra y cuando comienzan a ser capaces de imitar, ponen en práctica todas aquellas que les resultan más interesantes.


"La imitación pasa por tres fases, fijación, mímica y adquisición del patrón de conducta"

Los pequeños tienden a convertir muchos de sus actos en un reflejo de su ámbito familiar, su entorno cotidiano, escolar y cualquier otro que constituya su marco de relación. Evidentemente, quienes más tiempo, espacio y experiencias compartan con ellos, serán quienes más influyan en sus conductas futuras.


Se pueden distinguir tres fases en el proceso de imitación: la primera es la de fijación, la segunda la de mímica y la última, la adquisición del patrón de conducta.


Potenciar su aprendizaje mediante la imitación


Los niños imitan desde que son bebés y podemos aprovechar este recurso humano y natural en beneficio de nuestros hijos, potenciando su curiosidad innata, su interés y sus ganas de aprender poniendo en práctica los siguientes trucos:

  • Si quieres que copie una determinada conducta, repítela diariamente delante de él procurando que te preste atención mientras la haces. Por ejemplo, lavarte las manos antes de comer o los dientes después. A medida que el pequeño va creciendo, puedes irle explicando de forma sencilla qué es lo que estás haciendo y por qué.

  • Los bebés se fijan más en las personas que están de pie y en las tienen justo delante. Procura estar dentro de su campo de visión y captar su atención justo antes de realizar el gesto o la acción que deseas que imite más adelante.



"El refuerzo positivo contribuye las conductas de imitación"

  • No intentes que imite nada si no le apetece o si su atención está centrada en otras cosas. Los bebés aprenden más cuando algo les interesa y se divierten con ello. Es mejor esperar el momento más adecuado.

  • La imitación es un recurso natural, no podemos forzarlo. No esperes resultados inmediatos, simplemente repite a menudo lo que quieres que aprenda y verás como más adelante comienza a imitarte.

  • Los estados de ánimo también son imitados por los niños. Si nos mostramos relajados y contentos potenciaremos que los niños tengan emociones positivas y que aprendan de nosotros.

  • El juego simbólico es muy importante para el aprendizaje infantil y está muy unido a la etapa de imitación. Si jugáis juntos a cocinar con sus juguetes, a limpiar la casa, a montar en bici, a leer cuentos o a cuidar muñecas, además de fortalecer el vínculo natural que os une, estarás enseñándole cómo hacer las cosas, cómo manipular objetos y además le transmitirás buenos hábitos.

La etapa de imitación de los niños es una etapa muy importante en su desarrollo porque les ayuda a aprender, a adoptar hábitos e incluso a adquirir valores. El refuerzo positivo es vital para fijar las conductas adecuadas. Siempre que haga algo bien, premiarle con elogios y cariño para aumentar las probabilidades de que lo repita. Así también será consciente de sus aciertos y fortalecerá su autoestima.


Los niños están permanentemente aprendiendo y el principal medio de aprendizaje es a través de la imitación. Incorporan con mayor fuerza todos los estímulos que vienen de las personas cercanas y situaciones que les toca vivir y que para ellos son significativas. En tal sentido los padres son el primer y principal modelo a seguir.


De esta forma el rol de los padres, como modelo para sus hijos, es de gran importancia y por ello deben tomar consciencia del tremendo poder que eso implica.


Los niños hasta cierta edad ven a sus padres como sus héroes, piensan que son los más fuertes, los mejores; y esta mirada contribuye sustancialmente a que los imiten. No solo se divierten sino que al dramatizar, fijan estos modelos como parte de su persona. Cuando avanzan en edad y se acercan a la pubertad, lo aprendido de los padres marca su personalidad y ellos siguen siendo modelos significativos aunque desde lo consciente no estén de acuerdo con algunas cosas.


Los niños aprenden de sus padres no solo a hacer diversas cosas desde lo concreto, sino desde lo socio emocional, desde gestos, tonos de voz, formas de expresarse, a relacionarse, a interactuar, a resolver situaciones complejas, a reclamar, a defenderse, a argumentar, y muchas otras cosas más, incluso modos de manejo de emociones e impulsos. Son aprendizajes que tienen mucha fuerza y se instalan en su personalidad.


Si los hijos están expuestos a situaciones de falta de sinceridad o falta de respeto, por mucho que se le hable de la importancia de decir la verdad o se le explique que deben respetar, se genera confusión e inconsistencia entre el discurso y el actuar. Tenderá a ser más fuerte el modelo de la actuación de los padres que el de las palabras.



Es importante que exista coherencia entre lo que dicen los padres, lo que hacen, y lo que piden a los hijos, porque -de lo contrario- se exponen a perder espacio y valoración como autoridad.


Entonces:


  • Los hijos imitan las conductas de los padres. “Un ejemplo vale mil palabras”.

  • Ser modelo de los hijos no es una tarea fácil, es un proceso permanente, en el que se pueden hacer ajustes, mejoras y cambios, para tener comportamientos y hábitos adecuados que pueden transmitirse a los hijos. “Lo que hagan tiene un impacto positivo y negativo“.

  • Si se dan situaciones complejas y acciones equivocadas por parte de los padres, no significa que no se puedan reparar y superar, es más, partiendo del reconocimiento del error los hijos aprenderán a corregir, y hay tiempo para conversar y analizar cada situación.


Expression´s Guayana / Agencias

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