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Asexualidad: ¿Un trastorno o una orientación sexual?

  • Foto del escritor: ExpressionsGuayana
    ExpressionsGuayana
  • 28 jul 2020
  • 12 Min. de lectura

Psicólogos  manifiestan que es importante conocer exactamente qué es la asexualidad, se calcula que el 1% de la población es asexual


La asexualidad, es un tipo de orientación sexual hacia nadie, es decir, la persona asexual no siente atracción sexual por otros, pero sí que puede sentir el resto de atracciones, como por ejemplo la romántica, la intelectual, etc.


Una parte de los asexuales, aunque no se sienten atraídos sexualmente por otras personas, ejercen la autosexualidad (Se masturban y con ello quedan satisfechos y no les hace falta nadie más), ya que presentan excitación física, líbido o impulso sexual pero no hacia una persona.


De hecho, los asexuales pueden llegar a disfrutar teniendo sexo pero no porque deseen a la otra persona sino por la sensación física u otras circunstancias como experimentar el placer del otro, sentirse emocionalmente cercanos a su pareja, pensar que están haciendo deporte, etc.


Así muchos asexuales suelen negociar con su pareja sexual la frecuencia, las prácticas y condiciones con las que se realizará el acto sexual. Otro grupo permiten que su pareja sexual se acueste con otras personas y otros tantos prefieren no tener pareja si el otro no es asexual también.


Tipos o casos de asexualidad


Sin embargo, la experiencia psicoterapéutica en el campo de la sexología señala que la asexualidad no solo se da en estado puro, sino que también se pueden encontrar casos de asexualidad como son:


  • Gris-asexualidad (Fronteras entre la asexualidad y la sexualidad), donde los pacientes experimentan  atracción sexual alguna vez, pero de bajo impulso sexual sin llegar a querer llevarlo a la práctica o en muy pocas ocasiones.


  • Demisexualidad Se da en personas que no experimentan atracción sexual salvo en casos en que forman una fuerte conexión emocional con alguien (sentimientos de amor romántico o en una profunda amistad) y entonces pueden “activarse” y sentir atracción y deseo sexual por este otro “especial” y mantener una vida sexual activa. Podría definirse como una asexualidad temporal hasta que conocen a la persona “adecuada”, ya que no experimentan atracción sexual primaria (apariencia del otro), pero si atracción sexual secundaria (conexión normalmente romántica o de la cercanía de dos personas en una relación).


La asexualidad en la psicología


Los asexuales llegan a consulta generalmente planteando una problemática de pareja. En su mayoría, asisten a terapia de pareja porque la pareja les ha dado un “ultimátum” para continuar la relación o bien porque son ellos los que desean conservar el vínculo, pero no saben cómo lidiar con el tema sexual.


En consulta, se resisten a ser catalogados con diagnósticos médicos (deseo sexual hipoactivo o trastorno por aversión al sexo), ya que plantean que ellos no sufren por su condición de asexuales.


También rechazan interpretaciones psicológicas que explican su situación como el resultado de mecanismos de defensa como la represión, sublimación o desplazamiento del deseo hacia otros objetivos, debido a traumas, violencia, poca estimulación y exploración, educación sexual carente, etc.


En este sentido, estos pacientes dificultan que los especialistas realicen un descarte de causas fisiológicas y psicológicas que expliquen su condición

Lo anterior se debe a que estas personas definen la asexualidad como una de las tantas formas de identidad y son congruentes con su forma de sentir. Defienden las relaciones vinculares basadas en el romanticismo sin tener a lo erótico como objetivo prioritario.


La formación en sexología se convierte en un complemento indispensable para cualquier psicólogo o psicoterapeuta dado que en la sexualidad es algo innato en la conducta humana. El máster en sexología clínica y terapia de parejas de ISEP se basa en el aprendizaje significativo y activo, donde se fomenta el pensamiento analítico y crítico implicando al alumno en la resolución de problemas, la colaboración en proyectos, el debate, la participación en sesiones clínicas y el análisis de casos como el de Jenni, que se define como asexual.


La cuarta dimensión sexual


Más de 16 000 sitios en Internet abordan este asunto, lo cual da una idea de la importancia que está teniendo en la actualidad. La asexualidad se ha encontrado en diferentes especies y ha sido estudiada más en animales que en los humanos.


Hay diferencias entre quienes se definen como asexuales, principalmente las referencias hechas a la ausencia de apetito sexual o la atracción romántica. Algunos solo experimentan una de las dos, otros las dos y otros ninguna.


Hay desacuerdo con respecto a cuál de estas configuraciones puede ser descrita genuinamente como asexual. Algunos asexuales pueden experimentar sensaciones sexuales, pero no tener deseo de actuar sobre ellas, mientras que otros intentan conseguir la descarga sexual mediante el acto sexual o la masturbación.


Los asexuales a pesar de no sentir atracción sexual o tener deseo sexual, sí pueden experimentar atracción romántica, ésta puede ser dirigida hacia uno o ambos sexos. Desean generalmente relaciones románticas (que pueden ir de vínculos informales hasta el matrimonio), pero a menudo desearían que dichas relaciones no incluyeran actividad sexual.


Según su orientación romántica algunos asexuales se definen a sí mismos como heterorománticos, homorománticos o birománticos, esto está relacionado con el concepto de orientación afectiva, mientras que también existen otros asexuales arrománticos o no románticos, que aparte de no sentir atracción sexual, tampoco tienen atracción romántica.


Los asexuales arrománticos tienden a conformarse con tener amigos muy cercanos con los que comparten una gran conexión emocional, pero con los que no desean establecer una relación formal y tampoco tienen problema con que éstos tengan relaciones con otras personas, simplemente quieren que sean parte de su vida y pasar tiempo con ellos.


Los asexuales arrománticos o no románticos usan la palabra "squish" en inglés de la misma manera que el resto de personas sexuales o románticos usan la palabra "crush" para hablar de una persona que te gusta o de la que te has enamorado o con la que te gustaría tener una relación excepto de orientación afectiva.


Los asexuales que desean relaciones románticas se encuentran en una postura difícil, ya que la mayoría no es asexual. Aunque estos asexuales sean capaces de tolerar el tener relaciones sexuales con sus compañeros no asexuales, estos últimos pueden sentirse psicológicamente afectados al ver que son incapaces de resultarles sexualmente atractivos a su pareja, haciendo difícil la existencia de un romance a largo plazo.



Respecto a los asexuales que no pueden tolerar el sexo, tendrán que elegir entre:


  • Llegar a un compromiso con su pareja para tener cierta cantidad de sexo de todos modos,

  • Permitir a su pareja tener relaciones sexuales con otras personas,

  • Encontrar a alguien que esté dispuesto a tener una relación sin sexo,

  • Comprometerse solo con otros asexuales

  • Permanecer solos


Esto hace que la convivencia con la sociedad en que nos encontramos, donde el sexo parece tener un lugar tan importante, pueda llegar a ser complicada y difícil para los asexuales.


Algunos asexuales usan un sistema de clasificación desarrollado (y más tarde retirado) por la Asexual Visibility and Education Network, una de las mayores comunidades asexuales en línea (abreviada como AVEN). En este sistema, los asexuales se dividen en varios tipos, de A a D:


  • Tipo A: tiene apetito sexual pero ninguna atracción romántica

  • Tipo B: tiene atracción romántica pero ningún apetito sexual

  • Tipo C: tiene ambos, atracción romántica y apetito sexual

  • Tipo D: ni lo uno ni lo otro.


Estas categorías no se fijan para ser enteramente discretas o fijas, ya que algún tipo puede cambiar o estar entre la frontera entre dos tipos. Hay que notar que la propia AVEN ya no usa este sistema por considerarlo demasiado estricto, pero hay un número de asexuales que sigue sintiendo que es un buen sistema para explicar su orientación.

El origen


La asexualidad se presenta en una de cada 100 personas. En su libro ‘Understanding Asexuality’, Anthony Bogaert dice que la falta de apetito sexual no hace a estas personas desgraciadas. Según Raúl Paredes, del Instituto de Neurología de la Universidad Autónoma de México, los asexuales no tienen problemas de erección.


Para estos ‘ángeles terrenales’ se puede ser feliz sin sexo. Son socialmente activos y sexualmente pasivos. Disfrutan de la soledad, mas cultivan la amistad. Prescindir del coito no significa renunciar a la pareja, también se enamoran.


No existe un acuerdo sobre si llegar a reconocer a las personas asexuales como una orientación sexual que sea considerada como legítima. Se ha tratado de buscar una causa que lleve a estas personas a no tener ningún deseo, entre ellas se consideran como factores principales haber sufrido algún tipo de abuso sexual, represión sexual e incluso problemas hormonales.


Entre los asexuales se distinguen dos grupos de personas: los que realmente no sienten deseo ni tienen ninguna necesidad y los que reprimen el deseo y las ganas. Mientras que los primeros pueden ser felices, los segundos permanecen frustrados.


Factores como el exceso de pornografía, una década de 1990 demasiado freudiana (todo es sexual), el rechazo a la dictadura del placer o la desacralización del sexo, que ha pasado de ser un secreto a la pura exhibición, la consideración de ver el sexo como algo ´sucio´, antihigiénico, deshonesto, impúdico, son factores que han fomentado sin duda alguna el nacimiento del movimiento asexual, para el que la abstinencia no es algo de lo que avergonzarse, sino algo de lo que enorgullecerse, un derecho a reivindicar.


En Estados Unidos, un joven de 24 años ha fundado un movimiento: la A-pride attitude (la actitud del orgullo asexual). Y su web, Aven, recibe cada vez más visitas

Causas psicológicas


Se ha referido que parece ser que esta ausencia del deseo sexual surge en la infancia, entre los 6 y 10 años, lo que se conoce como el período de latencia. A esa edad, el niño deja de interesarse por la sexualidad (después de preguntar sobre el tema con insistencia).


Este desinterés por el sexo finaliza con el inicio de la adolescencia; pero para algunos, dura toda la vida. Suelen ser, por norma general, individuos que rechazan crecer o que, sometidos a una presión moral muy importante, tienen miedo a sus fantasmas y prefieren reprimirse.

La asexualidad en lo cotidiano


Los asexuales no hacen el amor, pero se pueden masturbar (sobre todo los hombres), no como respuesta a un estímulo, sino por necesidad fisiológica. En general, la asexualidad dura toda la vida en aquellas personas que realmente no sienten deseo sexual alguno.


Para las que simplemente reprimen inconscientemente sus deseos, podría serles de utilidad someterse a una terapia que les permita despertar de nuevo la libido que tan dormida tienen.


No es una opción, como el celibato, sino una orientación, según la definen quienes la viven y la estudian. ¿Una alteración hormonal o genética? No se sabe, como tampoco se conoce qué pasa en el cerebro ni en el sistema nervioso central ante la interacción con otras personas.


Algunos especialistas opinan que, como en cualquier otra orientación, se nace siendo asexual, y que hay evidencias de factores prenatales fundamentales en su desarrollo. No obstante, es un campo con limitados estudios porque hace poco más de una década empezó a develarse.


Lo que las investigaciones han podido identificar hasta ahora es que muchos asexuales tienen reacciones biológicas como erección y lubricación vaginal hasta llegar, incluso, al orgasmo. Salvo algunos casos, no hay incapacidad física, sólo un genuino desinterés.


“Puede haber excitación y orgasmo, y quizá placer, pero no atracción sexual ni deseo”, explica Anthony Bogaert, tal vez el mayor experto mundial y autor del libro más completo en el tema, Understanding Asexuality (Comprendiendo la asexualidad), publicado recientemente.


Sexo luego existo


Dice la parodia popular de la sentencia de Descartes. En estricto orden biológico, así es. Pero traspasando las barreras de la materia, ese ‘existo’ sugiere una visión filosófica, un sentido trascendental. “La sexualidad es la pulsión de vida y el que no la vive está muerto.


Está compuesta por tres dimensiones: la físico-corpórea, la psíquica y la espiritual, pero el mundo consumista en el que vivimos la ha reducido a la primera, y ese es un error garrafal”, sostiene el padre jesuita Carlos Novoa.


“No hay nada más divino que un orgasmo con amor. El sexo es perfecto, fue creado por Dios y es la celebración de la vida y el amor. No en vano, somos iguales a Jesús, y Él se hizo carne para vivir como los hombres”, acota este profesor de ética de la sexualidad. Por eso mira con recelo la asexualidad, señalando que debería abordarse desde la medicina, pues cree que allí hay un vacío.


La psiquiatría tiene clasificados dos tipos de conducta: trastorno por aversión al sexo y deseo sexual hipoactivo; y tanto Bogaert como Broto aseguran que si una persona rechaza el sexo o tiene poco o nulo apetito sexual, requiere de trabajo médico si se estresa por ello.



Los asexuales critican ese diagnóstico y advierten que el estrés no es por el sexo, sino por la discriminación social y la dificultad de conseguir pareja, porque aunque prescindan de la cama, muchos sí quieren y necesitan afecto. “Hay cero evidencia de que el bajo deseo sexual es intrínsecamente un problema que necesita solución.


Los terapistas no deberían asumir que sus pacientes necesitan sexo para ser felices”, alega Jay. Y al margen de esa lucha individual, está la reivindicación de su condición: se niegan a compartir estatus con los carneros la otra especie de la que se ha evidenciado asexualidad y anhelan un lugar en el mundo, así sea 60 años después de iniciada la revolución sexual.


La asexualidad, como las otras orientaciones (hetero, homo y bisexualidad) tiene que ver con el objeto de deseo y la identidad, más que con la práctica concreta. La gente asexual puede tener relaciones carnales por conveniencia o curiosidad, pero no las necesita.

Asexualidad y religión


Según las creencias cristianas, aunque la Biblia no explica nada acerca de su vida sexual o privada, los ángeles serían asexuales ya que no mantendrían relaciones sexuales.


En otros credos, los niños son considerados un regalo de Dios que no debe ser rechazado, un medio de propagar la religión o ambas cosas; sin embargo hay que notar que algunos asexuales tienen hijos y que algunas religiones han elogiado tanto la asexualidad como los niños.


Además, ciertas creencias religiosas predican que la sexualidad es sagrada o un regalo divino: por ejemplo ciertas variedades de Tantra que implican el sexo y algunas nuevas formas de neopaganismo o religiosidad de la Nueva Era incluyen el concepto de sexualidad sagrada.


La asexualidad no debe confundirse con el celibato. Sin embargo, es común escuchar en el habla coloquial que los asexuales son los "perfectos candidatos" para optar por la vida religiosa que requiere votos de castidad (caso de los sacerdotes y monjas) ya que la condición de asexual facilita el ser célibe.


Los diez asexuales más famosos de la historia


Las organizaciones asexuales luchan por “sacar del armario” a personajes populares (vivos o muertos) que carezcan de libido para que sirvan como punto de referencia a las personas que sufren en silencio su austera opción sexual. Sin embargo, pocos son los vivos que se han atrevido a reconocer la falta de deseos.


A continuación resumimos una lista de celebridades del ayer y hoy que son o fueron presuntamente asexuales.

  • Morrissey: Estrella de pop que, desde sus inicios en el grupo The Smiths, no sólo declaró a los cuatro vientos su asexualidad, sino que le dedicó varias canciones, como Pretty Girls Make Graves o Will Never Marry. Suya es esta explícita frase: “No puedo imaginar a mi cuerpo respondiendo a un estímulo sexual”.

  • Isaac Newton: Este eminente científico y matemático inglés creció en un ambiente extremadamente puritano, que además de forjarle una personalidad depresiva, le hizo engendrar una absoluta indiferencia por los asuntos de la carne, aunque las malas lenguas aseguran que tuvo “roces” con alguno de sus discípulos.

  • J.M. Barrie: a causa de la actitud de total indiferencia que hacia él tenían sus padres, el creador de Peter Pan padeció enanismo psicogénico y jamás creció, ni por dentro (de ahí su asexualidad) ni por fuera (nunca pasó del metro y medio). Estuvo casado con la actriz Mary Ansell, pero jamás tuvieron sexo ni descendencia y la cosa acabó en divorcio.

  • Salvador Dalí: Su madre, según él, le “devoró” el pene cuando era pequeño y, al crecer, el artista escribió: “el sexo no es para mí” en su libro "Vida secreta de Salvador Dalí". No obstante, mantuvo una larga relación con su musa Gala a la que, sin embargo, jamás le puso la mano encima, si bien toleraba que se acostara con otros hombres.

  • Franz Kafka: El autor de “El proceso era capaz de sentir amor, pero siempre albergó una enfermiza aversión por el sexo. En sus “Diarios escribió lo siguiente: “El coito como castigo por la felicidad de estar juntos. Vivir en lo posible de manera más ascética que un soltero, esa es la única posibilidad para mí de soportar el matrimonio. ¿Pero ella?”

  • Paul Bowles: El autor de “El cielo protectores otro buen ejemplo de indiferencia ante las tentaciones de la carne. Pero, eso sí, tuvo un largo y casto matrimonio con la escritora inglesa, tuberculosa y bisexual Jane Auer, en la que se rozaban lo justito, si bien Paul permitía que su señora tuviera los amantes que le diera la gana.

  • Edward Gorey: Este genial y excéntrico ilustrador, obsesionado con el ballet y la estética victoriana, vivió feliz en un gran caserón, rodeado de libros y gatos. Murió virgen. En el “cuestionario Proust” que la revista Vanity Fair le hizo en 1997, a la pregunta “¿Qué o quién es el gran amor de tu vida?”, Gorey respondió: “los gatos”.

  • Isabel I de Inglaterra: Ni los historiadores más sagaces han sido capaces de atribuirle relación sexual alguna a esta casta monarca, que se ganó el apelativo de “reina virgen”. A pesar de esto, era una mujer enamoradiza, que estuvo loca por Felipe II de España, con el que siempre mantuvo una gélida relación de amor-odio

  • Erik Satie: Al excepcional compositor y pianista sólo se le conoce una relación en toda su vida: la que mantuvo, durante seis meses, con la artista Suzanne Valadon. Y se supone que, en lugar de entregarse a la lujuria, Satie compuso las Danses Gothiques para liberar de algún modo los sentimientos que le provocaba su amada.

  • Adolf Hitler: aunque su vida sexual es un misterio sin resolver, en el libro “The Hidden Hitlerse especula con la tesis de la asexualidad del führer, que, aún así, tuvo relaciones platónicas con varias amantes, como Eva Braun, a la que siempre escondía. Marlene Dietrich describió a Adolf como “un capullo que tenía miedo a las mujeres”.


Expression´s Guayana / Agencias

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